viernes, 19 de abril de 2013

La Enseñanza de Gurdjieff : El estado del hombre (actual)



La opinión de la doctrina gurdjieffiana acerca del hombre se resume en esta máxima: El hombre no tiene libertad de acción porque no tiene un Yo real. Si tenemos en cuenta que Gurdjieff enramaba estos conocimientos con una Tradición ancestral, comprenderemos que la situación del hombre no ha cambiado mucho a lo largo de milenios.

Según Gurdjieff, los hombres somos máquinas. No sólo somos máquinas, sino que toda nuestra actividad también es mecánica. Todos nuestros actos se explican por influencias externas, desde las planetarias hasta las sociales.
Para ejemplificar este punto podemos usar este breve relato de una mañana de un domingo cualquiera: Un domingo, por ser domingo y no tener que trabajar me levanto muy contento. Me doy una ducha, pero no hay agua caliente, ¡qué frío! Voy a la cocina. Pongo cereales en un bol y abro la nevera. No hay leche. Ya no estoy tan contento. Bajo a comprar leche y camino de la tienda veo los periódicos del quiosco. Mi equipo jugó ayer y ganó. Alegría. Llego a la panadería, tienen leche y, además, unos pastelitos que me pirran. ¡Qué suerte! De camino a casa recuerdo que es domingo y que mañana hay que trabajar…

A nosotros todo nos sucede y nuestro poder de acción es meramente ilusorio: El hombre es una máquina. Todo lo que hace, todas sus acciones, todas sus palabras, sus pensamientos, sentimientos, convicciones, opiniones y hábitos son el resultado de  influencias exteriores, de impresiones exteriores. Por sí mismo un hombre no puede producir un solo pensamiento, una sola acción. Todo lo que dice, hace, piensa, siente, todo esto sucede. Nuestra vida, la vida del hombre máquina, está mecida por la Ley del Accidente.

¿Se puede dejar de ser una máquina? Sí, se puede, – responde Gurdjieff. ¿Cómo?  Es necesario darse cuenta de que se es una. Conoce a la máquina, variando la famosa inscripción del oráculo. La introspección, el estudio de uno mismo, es lo que permitirá al hombre ver que no es libre y procurarse la libertad.
Asimila  el interior de hombre a un recipiente lleno de limaduras sin mezcla. A cada golpe, a cada movimiento, las limaduras se revuelven estando a veces arriba otrora abajo. Hay que unir estos fragmentos gracias a la acción del estudio de sí. El trabajo en uno mismo producirá la energía necesaria para la soldadura. De tal manera que ya nada hará que mude o cambie. Habrá unidad.

1 comentario:

  1. Eternamente agradecida al Abuelo Gurdieff. Murió mientras yo nacía, dejándome un mundo mucho más interesante y un camino para recorrer. :)

    ResponderEliminar