martes, 16 de abril de 2013

Gurdjieff en el papel


En 1923, en una zona conocida como el Priorato de Avon, a unos 50 kilómetros de París, muere Katherine Mansfield, famosa escritora modernista de origen neozelandés y figura indiscutible en la lucha femenina por la igualdad social. Katherine Mansfield muere de tuberculosis en un establo rodeada de unas pocas vacas. Ha muerto a los 34 años en las instalaciones del Instituto para el desarrollo armonioso del Hombre. Pero ¿qué es ese instituto y por qué una de las novelistas más conocidas de su tiempo muere en uno de sus establos? La respuesta para las dos preguntas es un nombre: George Ivanovitch Gurdjieff.
El Instituto para el desarrollo armonioso del Hombre era el resultado de la idea de Gurdjieff, al que llamaremos así a partir de ahora, de crear una escuela donde enseñar al hombre a ser Hombre; universidad del ocultismo, habían simplificado algunos. Katherine había ido al encuentro de Gurdjieff desahuciada por los médicos y convencida de que era el único que podía curarla. Gurdjieff, tal vez convencido de que nada se podía hacer ya por ella más que permitirle una muerte en paz o porque de verdad pensaba que los efluvios de las reses podían curarla, le recetó la estancia en el establo donde murió.
La historia de esta muerte como primer contacto con nuestro protagonista parecerá extraña, pero puede crear una emoción justa de lo que fue Gurdjieff o de lo que dejaba ver.

Apuntes de su vida hasta 1914

Casi todo lo que sabemos de él hasta su irrupción en el Moscú de 1914 se lo debemos al propio Gurdjieff y sobre todo una autobiografía muy libre titulada Encuentros con Hombres Notables.
Gurdjieff nace en 1866 en Gyumrí, ciudad armenia entonces conocida como Alexandropol. Sus padres eran griegos emigrados del Asia menor. Su madre era una mujer sencilla y paciente y su padre, una especie de bardo que se sabía miles de dichos y leyendas locales con los que ganaba el sustento familiar. De su niñez, cuenta cómo su abuela en el lecho de muerte le dijo a él, su nieto mayor, que hiciese con su vida algo diferente al resto de los hombres. Al ver que Gurdjieff, un niño entonces, la miraba contrariado, clamó, o no hagas nada en absoluto; - tras lo que, dándole a la escena un toque más dramático, expiró. También cuenta la impresión que siempre le producían los Yazidiz, seguidores de Yesiz Bn Unaisa y auténticos adoradores del Diablo. Entre estos paisajes crece hasta la juventud. Aconsejado y tutelado por un sacerdote ortodoxo amigo de su padre estudia en un seminario en Tiflis, para los que no creen en las casualidades… uno de sus compañeros de estudio era Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, mejor conocido como Stalin. Deja el seminario por una intensa necesidad de comprender y acercarse a la Verdad. Esta misma ansia le hace entrar o crear un grupo, Los buscadores de la Verdad. Durante estos años, entre 20 y 25, busca y parece que encuentra el conocimiento en el Oriente. Estos son también sus años más velados. Rom Landau en su libro Dios es mi aventura menciona una carta que le escribió el novelista y militar británico Achmed Abdulla en la que trataba sobre Gurdjieff. En ella exponía que lo había conocido en el Tibet en tiempos de la invasión británica. Nuestro hombre era conocido por la Inteligencia de su Majestad como el Lama Dorjieff, tutor principal del joven Dalai y máximo agente ruso de la zona. 
De la identidad y vida del resto del grupo nada es seguro. Rumores apuntan a que Karl Haushofer, fundador de la Geopolítica, importante ideólogo del Tercer Reich y fundador del Grupo Thule, era uno de ellos. Para rizar el rizo, los mismos rumores apuntan a Gurdjieff como consejero del propio Haushofer en su elección de la esvástica invertida como emblema del movimiento.

Los años puros (1914-1917)

Pisando en terreno más firme, Gurdjieff llega a Moscú en 1914, poco antes de la Primera Guerra Mundial con un objetivo: enseñar un conocimiento ancestral escondido durante milenios en Oriente en un lenguaje reconocible para la mente occidental, curiosamente lo llamará Cristianismo esotérico. Comienza a dar charlas sobre sus teorías en Moscú y San Petersburgo. De esas charlas surge un grupo, o más bien, Gurdjieff y la inercia criban a los asistentes como granos hasta que sólo quedan los convencidos. Antes de continuar es necesario que reparemos en uno de esos granos: Piotr Demiánovich Ouspenski, en mi modesto entender, una de las mayores lumbreras espirituales de la primera mitad del siglo XX. Gracias a Ouspenski, al que intentaremos dedicar una entrada posteriormente, y en particular a su libro Fragmentos de una enseñanza desconocida sabemos acerca de los que podríamos llamar años puros de Gurdjieff, los que van de 1914 a la Revolución Rusa de 1917. Un valor no menos apreciable tiene este libro: el de presentar una base, una introducción a las creencias que trajo Gurdjieff. Durante estos tres años, el grupo aprende, vislumbra secretos y obtiene pruebas. Llegado 1917, viendo Gurdjieff en peligro todo el trabajo realizado por el advenimiento de la Guerra Civil Rusa elige a 12 de sus seguidores y los cita en Essentuki, ciudad termal del cáucaso. Durante las 6 semanas que dura este retiro Ouspenski reconoce que tuvieron lugar las enseñanzas centrales de todas las teorías gurdjeffianas. A su término Gurdjieff les anuncia que todo ha acabado, que no habrá más enseñanzas y que él se va al Mar Muerto. La duda y el desasosiego se apoderan de los apóstoles, ¿por qué ahora? Esto no ha hecha más que empezar, -  se preguntan, pero no hay respuesta. En ese momento Ouspenski cuenta que sintió un cambio en Gurdjieff… en sus objetivos.

Cartel anunciador del Instituto fundado en Tiflis (Alquimia & Mística, Taschen)


Gurdjieff y el Instituto para el desarrollo armonioso del Hombre

La aventura de Gurdjieff continúa al llegar a Tiflis en 1919 y fundar su primer Instituto para el desarrollo armonioso del Hombre. Cierra el Instituto y abandona la capital de Georgia para encaminarse a Constantinopla, pero tampoco se establece allí y poco después se encuentra en Berlín. Parece ser que en todos estos lugares intenta crear su escuela con poco éxito. Viaja a Londres donde su pasado de agente ruso le impide obtener los permisos necesarios de estancia y actividad. Deja la Gran Bretaña y lo intenta en Francia. Consigue los permisos necesarios gracias a Raymond Poincaré, Primer Ministro Francés, que ve en él un poder contra los soviets.
Estamos en 1922. Con el dinero de una tal Lady Rothermere compra el Castillo de Prieuré cerca de Fountenebleau y en el propio castillo funda de nuevo su Instituto para el desarrollo armonioso del Hombre. Puede que el nuevo objetivo de Gurdjieff fuese llegar a un mayor número de personas, pero de 12 elegidos a publicitarse en los periódicos hay un gran trecho y este cambio pudo ser lo que produjo el sentimiento de rechazo en Ouspensky.
Los círculos intelectuales europeos hablan de Gurdjieff en sus reuniones, la muerte de Katherine Mansfield añade el morbo al caldo. Gurdjieff manda a un discípulo avanzado, Alfred Orage, fundador de la revista New Age, al Nuevo Mundo, a Estados Unidos. En 1924 Gurdjieff viaja a Nueva York y presenta sus ejercicios en sociedad. Ahora no sólo los intelectuales europeos hablan de él, entre los americanos encuentra a sus más leales pupilos. Ese mismo año vuelve a Francia donde su interés por esa máquina llamada automóvil le provoca un accidente que lo deja al borde de la muerte. Necesita varios meses para recuperarse de heridas que en otros hubiesen sido mortales. Al no poder hacerse cargo del Instituto lo cierra y se dedica a escribir.

Cierre del Instituto y vida hasta su muerte

En 1926 muere su esposa de cáncer. En unos escritos, él mismo se lamenta de que el accidente haya dejado sin fuerzas al único ser capaz de haberla curado. Termina su novela Cartas de Belcebú a su nieto, escrito que podríamos calificar de humorístico, pero salpicado de notable verdad. Gurdjieff continúa escribiendo y concertando reuniones para pequeños grupos hasta su muerte. De estas obras destacan Encuentros con Hombres Notables, autobiografía que ya hemos mencionado y La vida es real sólo cuando Yo Soy, transcripción de cinco de sus conferencias.  El objetivo de sus libros nos lo aclara el propio autor:

El conjunto, expuesto según principios enteramente nuevos de razonamiento lógico, tiende a realizar tres tareas fundamentales:

PRIMERA SERIE
Extirpar del pensar y del sentimiento del lector, despiadadamente y sin la menor componenda, las creencias y opiniones, arraigadas desde siglos en el psiquismo de los hombres, acerca de todo cuanto existe en el mundo.

SEGUNDA SERIE
Hacer conocer el material necesario para una reedificación y probar su calidad y solidez.

TERCERA SERIE
Favorecer la aparición, en el pensar y en el sentimiento del lector, de una representación justa, no fantasiosa, del mundo real, en lugar del mundo ilusorio que él percibe.

El 29 de octubre de 1949 en el Hospital Americano de París acaba su vida. Tenemos, como en las narraciones sobre hombres de valor, hasta sus últimas palabras… Ahora podemos tomar una taza de café.

La personalidad y las enseñanzas de Gurjieff continúan atrayendo incluso muerto hace ya más de 60 años. A él, un hombre le dedicó estas palabras del Hamlet: Era un Hombre. Tómalo en toda la extensión. Nunca más veré otro igual. De él, otro hombre, al que podemos calificar de sensitivo, huyó totalmente mudado mientras murmuraba: ¡Vade retro! De él, Frank Lloyd Wright dijo que era el hombre más grande sobre este mundo.

Terminaremos como empezamos, con una anécdota que Gordham Munson, crítico literario neoyorquino, contaba sobre Gurdjieff. Decía algo así: Estando Gurdjieff en conversación distendida con un cura ortodoxo hizo que éste, una vez confiado, contara un chascarrillo un poco picante. Cortándolo secamente, Gurdjieff le espetó: ahora estás sucio. Tan sólo quería hacerle ver que no era un verdadero sacerdote, - se explicaba Gurdjieff.

Como diría el Mulaj Nassr Eddin a moraleja de este cuento: Entra o sal, pero ¡por Dios! No te quedes en medio



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